sábado, 25 de mayo de 2019

Lectura Domingo 19 de mayo

Los sabios taoístas de la antigüedad relacionaron al elemento Metal con el pulmón, el otoño, el oeste, el color blanco, el sabor picante. Sabían que la debilidad provocada por una respiración deficiente afectaba el Po, el alma vegetativa del pulmón, vinculada al instinto de supervivencia, y hacía a las personas propensas a padecer sentimientos de soledad interior, desamparo, urgencias afectivas, melancolía, hipersensibilidad y tristeza. Una respiración superficial no llega a regenerar las reservas internas de oxígeno, acidificando el medio interno, lo que dificulta los procesos metabólicos. El pulmón es el impulsor del Chi; cuando la energía vital es insuficiente se instala la debilidad generalizada, no sólo física, sino también anímica. La energía perversa interna que promueve un pulmón debilitado es la tristeza, la melancolía, la nostalgia, y a su vez es éste órgano quien más sufre el impacto de las pérdidas y duelos. 



El aliento vital unifica macro y microcosmos. La respiración, que es uno de los elementos esenciales del Qi Gong, establece un puente entre consciente e inconsciente, y entre sistema nervioso autónomo y voluntario, ya que funciona tanto automáticamente, a cargo del sistema neurovegetativo, como a voluntad. Cuando cambiamos voluntariamente nuestras pautas respiratorias cambiamos nuestra mente, porque ambas funciones convergen en la respiración consciente.

En los primeros años de vida todos respiramos principalmente con el diafragma. Luego, entre los 5 y 7 años, comenzamos a respirar sólo con el tórax, y perdemos la respiración abdominal. En nuestra civilización moderna, la respiración es superficial y rápida (16 respiraciones por minuto), lo que tiende a enajenarnos, a mantenernos agitados, ansiosos, con mucha dificultad para habitar el momento presente. 

La mayoría de las personas, por tener el diafragma sujeto a una contracción crónica debido al estrés, sólo utiliza el lóbulo medio de los pulmones, limitando la absorción de aire a medio litro. Es la respiración alta. Con la edad esto puede empeorar, hasta quedar sólo una respiración clavicular, mínima, que apenas llena el ápice de los pulmones. Pero estas mismas personas podrían dejar penetrar unos 3,5 litros de aire como mínimo, y hasta 5 litros para los practicantes entrenados, si utilizaran al mismo tiempo los lóbulos inferior, medio y superior mediante la respiración diafragmática.
Con el Qi Gong recuperamos la práctica respiratoria abdominal de la infancia, la movilidad del diafragma. El movimiento rítmico del diafragma realiza un masaje a los órganos de la cavidad abdominal, que mejora las funciones digestivas y activa la respuesta de desintoxicación en todo el organismo.

La respiración profunda apaga el circuito de acción del estrés, vinculado al sistema nervioso simpático, es decir el de "lucha o huida", que en la vida moderna se ha hecho crónico. Se interrumpe así la secreción de las hormonas y neurotransmisores que lo activan. 

El diafragma es un poderoso músculo que, como una bomba impulsora, comprime el hígado, el bazo y los intestinos, estimulando toda la circulación abdominal. Facilita, con la compresión que realiza en órganos como el hígado, la circulación venosa desde el abdomen hacia el tórax. Al subir y bajar provoca también un masaje sobre las cápsulas suprarrenales, estimulando la liberación de endorfinas. 

Al descender, el diafragma expande y llena de aire la parte inferior de los pulmones, la más voluminosa. Se verifica así una mejor oxigenación de la sangre, y una más efectiva liberación de dióxido de carbono y demás toxinas. Con su movimiento rítmico, ayuda al corazón a bombear la sangre por todo el cuerpo, con lo cual le ahorra trabajo al músculo cardíaco, prolongando la vida.

Se estimulan las contracciones peristálticas intestinales, lo que mejora las funciones digestivas. Se activan las respuestas depurativas y curativas del cuerpo, al poner el sistema nervioso autónomo en la rama parasimpática, restauradora, que promueve las funciones anabólicas, y desencadena la producción de neurotransmisores y hormonas que indican al cuerpo que tiene que desintoxicarse y reponerse. Esto en parte sucede por la estimulación que produce el diafragma con su movimiento sobre el nervio vago, que lo atraviesa.
La respiración relajada y profunda nos permite absorber con cada inhalación el Chi puro de la naturaleza.

La piel está vinculada a los pulmones, al igual que las vías respiratorias. El órgano de los sentidos es el olfato, el sentido que ontológicamente primero aparece, el más primitivo, perteneciente al rincocéfalo y en conexión con el hipocampo, el centro de la memoria a largo plazo del cerebro, anterior a cuanto será procesado por el tálamo, que es la fuente del lenguaje y la puerta de entrada a la conciencia. El olfato conecta con lo más antiguo en términos filogenéticos. Como ocurre con cada uno de los sentidos, en la nariz en este caso, están los órganos sensitivos, pero es en el cerebro donde se decodifican esos mensajes químicos; es el cerebro el que huele.

La estación que representa al elemento metal es el otoño, tiempo de introspección, de guardar las energías y evaluar lo hecho. La imagen es la del atardecer sobre un lago otoñal, bajo un cielo plateado, gris metálico. 

Del libro Mente de agua, mente de fuego, de Gustavo Villar

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