domingo, 23 de julio de 2017

Lectura Domingo 23 de julio

El camino hacia nuestra completa realización

¿Cuál es el mayor logro al que una persona puede aspirar? ¿Una vida feliz, verse libre de toda preocupación, crear una obra de arte eterna, dar con un invento genial en el campo de la ciencia, descubrir un adelanto médico importante que salvará innumerables vidas o una hazaña en política y diplomacia que consiguiera el desarme mundial? Según su educación y aspiraciones, es natural que cada persona dé una respuesta diferente. Para mí, que sigo la más elevada enseñanza Shaolin y la suprema consumación del chi-kung, el mayor logro para una persona es su realización espiritual, una experiencia personal y directa de la Suprema Realidad, una toma de conciencia del origen y destino propios, una comprensión de su inmortalidad,dónde y cuándo el universo en su totalidad y él es. El camino esencial para llegar a esta iluminación es la meditación.


Aunque parece que todas las grandes religiones del mundo mantienen grandes diferencias a nivel popular y ritual, son similares en los niveles filosóficos y espirituales, tal como enseñan los más grandes maestros.

Lao Tse dijo: ¨Para nosotros, que seguimos el Tao, nuestro último anhelo es ser naturales, espontáneos y fundirnos con el Tao¨. ¿Qué es el Tao? Lao Tse, el patriarca del taoísmo, lo explicaba así: ¨El Tao existe antes que el cielo y la Tierra, y no tiene forma ni apariencia. Está en perpetuo cambio y su constante transformación da luz a la forma y la apariencia de todo lo que existe en el universo¨. La fusión con el Tao se produce necesariamente por mediación de la meditación.

Hui Neng, el sexto patriarca del budismo Zen, dijo: ¨Si uno desea seguir determinadas prácticas religiosas para buscar más allá de sí mismo el Buda, no sé dónde podrá encontrar el Buda real. Si puede ver en su propia mente al Buda real, alcanzará de ese modo el estado de Buda¨. ¿Qué es el estado de Buda? Hui Neng explica que ¨El estado de Buda es la naturaleza pura de la Suprema Realidad¨.

Los Upanishads dicen que ¨el secreto de la inmortalidad se encuentra en la purificación del corazón, en la meditación, en la comprensión de la identidad del Yo interior y del Brahman exterior. Porque la inmortalidad es la unión con Dios¨.

William James describe la unión de Santa Teresa con Dios a partir de su ¨plegaria o meditación, la elevación metódica del alma hacia Dios¨ y pone el acento en que ¨Dios se instala en el interior del alma de tal manera que cuando vuelve a sí misma le es completamente imposible dudar que ha estado en Dios y Dios en ella¨.

El gran maestro musulmán Muhyyuddin Mohammed Ibn al-Arabi decía que ¨no hay una diferencia real entre la Esencia y sus atributos o , en otras palabras, entre Dios y el universo que Él creara¨. Otro maestro, Mansur al-Hallaj, al describir su experiencia de Dios durante la muuraqaba o meditación, era mucho más directo y exclamaba ¨Yo soy Aquel a quien amo y Aquel a quien amo es Yo¨.

La meditación destinada a lograr la realización espiritual es para aquellos que están preparados para este noble y sagrado sendero. Muchos lectores, sin embargo, dirigirán su meditación hacia sus necesidades diarias. El venerable Dhammananada hace una síntesis sucinta de los objetivos de la meditación:

¨El objetivo de la meditación es entrenar la mente y usarla eficazmente en nuestra vida cotidiana. El objetivo último de la meditación es encontrar la liberación de la rueda del Samsara, el ciclo de nacimiento y muerte¨.

Cabe señalar que tanto si se utiliza la meditación para necesidades prosaicas como para la inspiración divina, hay un solo tipo de meditación, siempre la misma. Al principio de nuestro viaje interior, la meditación estimula nuestras habilidades naturales, de manera que podemos llevar a cabo nuestras tareas mucho mejor. En una etapa más avanzada, la misma meditación nos permite trascender el espacio y el tiempo, y así nos transforma. Ya no somos seres humanos, sino seres divinos.


Extraído del libro: Chi-Kung para la salud y la vitalidad de Wong Kiew Kit

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